
“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.
1 Timoteo 6:10
- Un hombre de negocios quiere realizar las mejores y más rentables transacciones comerciales.
- Marido y mujer quieren amor y afecto mutuos.
- Los padres quieren obediencia.
- Un niño desea seguridad y amor.
- Un joven quiere ser popular y tener miles de seguidores.
- Un vendedor quiere abundantes clientes para su negocio.
- Un jefe quiere lealtad, producción, cooperación.
Todos en el mundo buscan obtener por cualquier método el ÉXITO
No todos recurren a la verdadera fuente del éxito:
“Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey”. (Nehemías 1:11)
Cuando se recurre a las propias fuerzas u otras fuentes que no sea el Señor y su palabra, seguramente llegan los tropiezos. Los propios límites, las actitudes equivocadas con respecto al dinero y hasta las relaciones interpersonales van directas al fracaso.
Con el Señor somos más que vencedores y llamados a vivir de Gloria en Gloria y de Victoria en Victoria. Estamos llamados al Éxito.