Dios Me Da Palabras Para Hablar

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Los niños y niñas muchas veces sienten la necesidad de expresar los pensamientos, ideas y sentimientos que experimentan. Todos los seres humanos tienen necesidades y deseos, como, por ejemplo, cuando se quiere jugar, salir a divertirse con los amiguitos, cuando necesita ayuda para hacer una tarea, o simplemente quiere que alguien le acompañe un momento en que se siente solo. Sin embargo, a veces como niños o niñas, no encontramos las palabras para hablar y expresar lo que queremos, y puede suceder que nos quedamos callados, o que lo decimos de una forma que los adultos no comprenden nuestra necesidad, y no logramos obtener lo que anhelamos.

Jeremías era sólo un niño cuando Papito Dios le pidió que fuera a hablar con los adultos que estaban en la iglesia y les contara lo que Él iba a hacer con el pueblo de Israel por su desobediencia, claro que Jeremías se sentía pequeño e incapaz de hacerlo, por eso se quejó con Papito Dios y le dijo que Él era solo un niño, y que no sabía hablar (Jeremías 1: 6), Papito Dios le da seguridad, y le promete algo especial, ya que cuando nos acercamos a Dios con un corazón sincero y le decimos lo que sentimos Él siempre nos va a responder con su amor y respaldo.

Es de esta manera que a Papito Dios le gusta que le digamos las cosas, como las sentimos verdaderamente en nuestro corazón. Cuando Jeremías le dice que no sabe hablar, inmediatamente Papito Dios le recuerda que es muy importante que él sea obediente a lo que le han mandado, que como se lo está diciendo lo debe decir él también (Jeremías 1: 7), pero lo más importante es que Papito Dios le regala las palabras que debe decir y que al ser las Palabras de Papito Dios es seguro que los adultos le van a escuchar.

APLICACIÓN TEOTERÁPICA

Cuando me doy cuenta de que tengo derecho a expresar mis sentimientos y pensamientos, así como mis necesidades, también comprendo que es mejor pedir a Papito Dios las palabras para que los demás comprendan y atiendan mis necesidades. Sólo Papito Dios puede poner en mi boca de niño y niña las palabras adecuadas y de esta manera podré ejercer mi derecho a expresarme con libertad, porque en Dios todo es posible.